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Federación de Cooperativas Autogestionarias MOI
A u t o g e s t i ó n P r o p i e d a d C o l e c t i v a A y u d a M u t u a
Integrante de CTA Cofundadora de SELVIP Asociada a HIC
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Construyamos
Ciudades y Territorios Democráticos
Sin Expulsores Ni Expulsados
EN LA CONSTRUCCIÓN
DEL
MOVIMIENTO POLITICO, SOCIAL Y CULTURAL DE LIBERACIÓN
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Ramón Carrillo 578 “Casa Base” (1275) Tel. 4301 6818 Email: info@moi. org.ar Buenos Aires Argentina
DOCUMENTO
DE LA FEDERACION DE COOPERATIVAS AUTOGESTIONARIAS MOI
A LA CONSTITUYENTE SOCIAL
El Enfoque Inicial
Entendemos la problemática del Hábitat Popular como parte constituyente, como expresión y construcción inescindible del modelo político, socioeconómico y cultural dominante: el modelo de explotación capitalista.
Modelo generador de una estructura de clases en la que minoritarios sectores explotadores concentran brutalmente la riqueza, a expensas de las mayorías explotadas, que sobreviven en condiciones cotidianas de creciente y crítico empobrecimiento.
Mas de 250 millones de seres humanos –los mismos que construyen las ciudades denominadas “formales”, los que ponen uno sobre otro los ladrillos de la ciudad de los ricos, los que autoexplotándose, alienándose, mueven y alimentan con su fuerza de trabajo los centros de producción del capital concentrado–, esos mismos constructores son los que malhabitan en condiciones de alta precariedad los barrios populares, nuestras villas, nuestros cantegriles, nuestras favelas, nuestros miserables y vergonzosos pseudohoteles.
¿Dónde están las ilegitimidades y las legitimidades de tamañas inhumanidades?
¿Dónde las legalidades y las ilegalidades? ¿Quiénes son los ilegítimos y los ilegales?
Nosotros entendemos claramente que lo ilegítimo, lo ilegal, lo profundamente inhumano es el sistema político, social, económico y cultural asentado sobre la lógica de la ganancia y la sacrosanta propiedad privada; este sistema es el que instala, desde la complejidad, potencia y profundidad de su poder – poder material, financiero, cultural-mediático y militar–, relaciones de producción de profunda desigualdad, generadora de altísimos niveles de explotación.
Nosotros entendemos que en el corazón inexistente del sistema capitalista está ciertamente la histórica ilegitimidad, la profunda ilegalidad de corpus superestructurales justificadores del saqueo de nuestros pueblos que malviven en hábitats degradados.
En el marco de construcción del antidemocrático y desigual hábitat capitalista:
qué significado tiene nuestra gente (apodada con suma calidez, ingenuidad y espíritu solidario, “los destinatarios” o “los beneficiarios”) en el contexto dominante de las históricas políticas oficiales?
Nosotros entendemos que son centralmente excusas de seriadas, anómicas, generalmente exiguas y dominantemente periféricas producciones tipológicas de las empresas constructoras; son la anécdota pseudohumanizada de la ganancia empresarial.
Son nada más que un número; número que, cuanto más se masifica y deshumaniza, más sirve al objetivo de su ficticia participación: generar lucro.
Puerto Madero 1, las inundaciones del Riachuelo, los subsidios a los pseudohoteles, el desalojo del PADELAI y el mas reciente de 400 familias de Barrio Huracán en Capital Federal, los Barrios Felices, los Conjuntos De Mis Sueños del Delasotismo en Córdoba:
¿Qué une estructuralmente a éstos títulos? ¿Sobre qué lógica se sustentan? ¿Qué relación están expresando entre el Estado y los intereses de clase de tal Estado?
Puerto Madero 1: área de gran centralidad donde hoy se localizan poderosos y concentrados emprendimientos inmobiliarios –los supuestos sectores del “famoso capital de riesgo” y de autosuficientes y autosustentables operadores financieros–, nace básicamente de una operativa y prácticamente gratuita transferencia de suelo estatal a estos sectores, de fuerte perfil parasitario. Su “capital de riesgo”, su decisión autosuficiente de inversión inicial, se tradujo en realidad en ser pasivos receptores de este regalo por parte del Estado: tal vez las únicas áreas de fuerte centralidad existentes en la Capital de la República.
Las históricas inundaciones del Riachuelo: ¿cuándo se frenan? ¿Quién resuelve en términos de definiciones técnicas y, fundamentalmente, en término de inversiones tal problemática que azotó a los sectores populares de La Boca durante más de un siglo? Cuando el Área Sur de la Ciudad de Buenos Aires (vieja área popular e industrial de la ciudad, desindustrializada procesadamente desde la dictadura genocida hacia acá y fuertemente en la etapa del menemismo) va asumiendo inicial y potencialmente características de área de renovación urbana, para ser tal ciertamente requiere –más específicamente, el capital “renovador” requiere– suelo en condiciones de ser renovable, suelo en condiciones de ser base física de negocios inmobiliarios… y un suelo inundable desde luego no lo es. ¿Quién va entonces a hacer “los deberes”, en realidad a “hacerle los deberes” al capital renovador? El Estado, en este caso el Estado Municipal, que rápidamente va a resolver lo que no había resuelto en más de 100 años: contener definitivamente las inundaciones del Riachuelo.
Los subsidios a los pseudohoteles en el marco de la crisis del 2001: ¿a quiénes estaban realmente subsidiando con $400 o $500 por reducidas habitaciones de 3 x 3 en las que se hacinaban los integrantes de un grupo familiar? ¿A las familias en situaciones críticas ocupacionales y, consecuentemente, habitacionales? ¿O a los dueños de esos pseudohoteles, impunes discriminadores de las mujeres solteras y de sus niños?
Los subsidios estatales fueron claramente un inicial salvavidas para los dueños de ese submercado de alquileres de piezas, disfrazado de inconstitucionales figuras de hoteles-pensión. El mismo Estado que operó de tal modo, cuando la crisis del 2001 comienza a superarse, rápidamente va a ir cerrando el grifo de los subsidios, posibilitando el desalojo sin acciones judiciales por parte de los propietarios de éstos inmuebles y factibilizando que los dueños, lavándole la cara a esos ámbitos, los denominen ahora “hostels” y le cobren 400 o 500…. euros al mercado turístico.
El ex PADELAI: nombre de una de las primeras experiencias de reivindicación del Derecho a la Ciudad en el Área de Preservación de San Telmo; experiencia que murió como tal, pero vivió como rica simiente de una organización social, el MOI.
¿Cual fue el rol de diversas gestiones gubernamentales de la Ciudad –prácticamente de todas las que se sucedieron desde el reinicio de la etapa democrática representativa– ante esa experiencia?
Fue un rol centralmente unificado en la confluencia por vaciarlo de su contenido original reivindicador de la radicación, bandera histórica del movimiento villero; para destruirlo como ejemplo posible del patrimonio estatal al servicio de las necesidades populares y de la definición de programas comunitarios barriales al servicio de los vecinos; para matarlo como ejemplo de que recuperación patrimonial no tiene sentido si sólo se refiere a lo físico y no conlleva recuperar a las familias que lo habitan. Un Estado que también encontró confluencia básica en la actitud y posición de gestiones que a veces se disfrazan de diferentes, pero que en los aspectos esenciales que hacen a clarificar qué intereses defienden, desnudan más temprano que tarde su realidad de clase confluyente: llegan a la mentira, a la construcción de mentiras institucionales, para justificar acciones de desalojo.
El desalojo de Barrio Huracán: ocupación de tierras nacionales en el barrio de Barracas generada por la inhabitabilidad de las villas, por sus condiciones de hacinamiento y por la creación de insostenibles submercados de alquileres en los cuales algunos actores delictivos y degradados explotan a los explotados.
En cualquier intencionalidad de intervención para regenerar, para recrear condiciones de habitabilidad al tejido actual de las villas, se requiere primero, desde luego, una decisión política; desde lo físico, se necesitan tierras preferentemente adyacentes para producir el “esponjamiento” del tejido, su descompresión –precisamente lo que eran las tierras del Estado nacional de Barrio Huracán a la Villa 21. ¿Qué hace el Estado Nacional, a través del ONABE? Desaloja a las más de 400 familias ocupantes. ¿Y a quiénes estarán destinadas la mayor parte de tales tierras? A un sector desvalido, carenciado, que requiere fuerte apoyatura e intervención estatal: a la UIA - Unión Industrial Argentina.
Finalmente, aunque los ejemplos podrían ser prácticamente interminables, ¿cuál es la lógica de los Barrios Ciudad de Mis Sueños o Conjuntos Felices de la ciudad de Córdoba?
Son relocalizaciones semi-compulsivas de cientos de familias que habitaban áreas centrales de Córdoba, muchas de ellas en áreas de Ferrocarriles –áreas que inicialmente, se localizaban en el borde de los pueblos o ciudades– y que son llevados o erradicados a 15 o 20 kilómetros de la ciudad, a conjuntos construidos con la lógica empresarial masiva y anómica descripta al inicio de éstas líneas y el agregado de la financiación externa. Expresión de enfrentamiento a este desalojo de hecho es la resistencia de las familias de Villa La Maternidad.
La experiencia cordobesa es casi paradigmática: erradicación de población de terrenos dominantemente estatales, antes periféricos, hoy centrales; terrenos que hoy el Estado Nacional, coordinadamente con el Municipio cordobés, deja en manos de “desarrolladores inmobiliarios”, personajes que incluso se dan el lujo de disfrazar sus acciones de apropiación cuasi gratuita del suelo estatal, con metodologías pseudo participativas; participación… uno de los tantos conceptos apropiados por el sistema, generalmente usando la cara de los denominados “progresistas”, repudiables renegadores en muchos casos de sus historias juveniles. La participación sin decisión, sin poder, sin manejo popular del Estado, no existe, es un vacío divertimento.
¿Hay que transformar estas lógicas, este Estado?¿Desde dónde las trasformamos?
¿Al servicio, o mejor dicho, en manos de quiénes tiene que estar El Estado?
Nosotros decimos:
- El Estado que te desaloja no va a ser el que congelará los desalojos;
- El Estado que mantiene la represora figura menemista de la usurpación no será el que la derogará;
- El Estado que regala nuestro patrimonio, en la perspectiva sectorial del hábitat el Estado que regala el suelo estatal, no va a ser el que lo pondrá al servicio de los intereses y necesidades populares;
- El Estado que interviene en el mercado del suelo desde la lógica de la no intervención, es decir desde la lógica mediante la cual ese maldito mercado y sus dueños explotadores, especuladores y parásitos, definen los usos, valores y dinámica de los mismos, no será el mismo que intervendrá para regularlo en función social y en realidad para, procesadamente, ponerlo en manos de las organizaciones sociales y el pueblo mediante la propiedad social;
- El Estado que priorita para la producción oficial del hábitat, una concepción e implementación en función y como presas del lucro empresarial, no será el que decida no lucrar con las necesidades e intereses del pueblo y consecuentemente fortalecerlo, transfiriéndole al pueblo y sus organizaciones la responsabilidad de materializar colectiva, propositiva y organizadamente su hábitat cotidiano;
- El Estado al que no le interesa la participación conciente de la gente en la definición de sus programas comunitario y tipológicos, en la elaboración compartida de sus proyectos, en la administración de los recursos presupuestarios y en la estructuración popular organizada para materializarlos, no será el mismo Estado que convocará a la participación en cada una de estas instancias;
- El Estado que visualiza la materialización del hábitat como objeto de cambio, de lucro, no será el mismo Estado que el que apueste a su visualización como valor de uso colectivo e individual;
- El Estado que impulsa políticas de carácter asistencial e individual, que motoriza culturas dependientes y humanamente desvalorizantes, no será el mismo Estado que apuesta a que la necesidad sea solo el primer escalón desde el cual impulsar conciencia y prácticas colectivas recuperadoras y constructoras de mayor sentido de humanidad.
Entonces:
¿El Estado es una abstracción, es un ente neutral, gris, “despersonalizado” –o mejor dicho, “desclasado”? ¿O tiene lógicas dominantes de clase, de defensa de intereses concretos?
¿Necesitamos construir un nuevo Estado? ¿El Estado tiene que estar en nuestras manos, en manos de las organizaciones del movimiento popular, de sus necesidades e intereses?
Nosotros decimos:
El Estado, su estructuración en los tres poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el carácter representativo de la democracia formal, funcionan dominantemente al servicio de determinados intereses de clase, que se apoyan básicamente en la explotación del hombre por el hombre.
Cuando decimos “El Hambre Es Un Crimen” y que los que la generan son criminales, estamos diciendo que en un país “hecho de trigo”, con capacidad de alimentar a más de 400 millones de seres humanos, las muertes cotidianas de nuestros niños solo se explican a partir de tomar conciencia que vivimos en una sociedad en la que pequeños grupos económicos empresariales concentran dominantemente para sí la riqueza de nuestros territorios, masificando la pobreza de nuestra gente.
Cuando desarrollamos nuestros procesos colectivos, nuestras prácticas autogestionarias en las cooperativas de propiedad colectiva y ayuda mutua; cuando vemos el producto colectivo de la crisis del 2001 en el manejo de emprendimientos productivos como la Fábrica Sin Patrones de la Ex Zanón de Neuquén o en el Ex Bauen de la Capital Federal, en el desarrollo de los emprendimiento educativos como el Movimiento de Bachillerato Populares nacido en el seno de las Fábricas Recuperadas, o en los Centros Culturales nacidos del movimiento asambleario, estamos en realidad visualizando la posibilidad –y en realidad, la necesidad– de que las expresiones de nuestro pueblo organizado, organizado desde lo sectorial a lo político, desde lo específico a las propuestas con enfoques integrales, nos planteemos hacernos cargo de nuestra tarea estratégica, de nuestra tarea estratégica no delegativa: manejar el Estado. Y visualizar la necesidad de su manejo desde la perspectiva de una fuerte, permanente y cuestionadora dinámica de interacción entre Estado y organizaciones populares.
¿Cómo construimos organización popular en tal perspectiva estratégica? ¿Enunciando declamativamente grandes títulos de transformación? ¿O visualizamos e instalamos objetivos estratégicos construyendo cotidianamente procesos de transformación?
Nosotros decimos:
- No existe una dimensión sin la otra; mantienen entre sí una profunda y estratégica relación dialéctica.
- No hay profundidad ni proyección en la construcción cotidiana si no construimos una mirada estratégica, una mirada de transformación cultural y, procesadamente, de clara perspectiva política de transformación.
- Simultáneamente, no tiene sentido la declamación de objetivos transformadores si no se asientan en cotidianidades concretas, en prácticas diarias sobre las cuales ir reflexivamente construyendo conocimiento propio, capital cognitivo del movimiento popular.
Creemos que es central la construcción cotidiana; no hay lucha cierta si no existen, si no transitamos todos los días prácticas que apunten a la construcción de culturas antagónicas a las dominantes; prácticas cotidianas que apunten al lugar opuesto al “que me den”, prácticas opuestas al asistencialismo y al clientelismo; prácticas enfrentadas con los intentos de cooptación estatales; prácticas opuestas al accionar individual, apostando al trabajo, a la construcción colectiva para que nos construyamos como nuevas y transformadas individualidades.
No hay lucha cierta si no nos planteamos todos los días:
- cómo nos organizamos para avanzar en concretar nuestros objetivos;
- cómo nos organizamos para ir incorporando paso a paso pero con continuidad el trabajo colectivo en las comisiones de participación, de aportes y de ayuda mutua de nuestras cooperativas;
- cómo nos organizamos para que, en la etapa de obra, a las tres comisiones anteriores les incorporemos comisiones de obra y de compra;
- cómo nos organizamos para ir desarrollando capacidad de autoevaluación grupal sistemática del funcionamiento de nuestras cooperativas;
- cómo nos organizamos para analizar y definir nuestros programas de trabajo y obra;
- cómo, partiendo de dichas definiciones programáticas, vamos avanzando en la elaboración participativa de nuestras propuestas arquitectónicas, ya sean de las tipologías habitacionales, de los programas de equipamiento o de los sistemas de espacios abiertos;
- cómo nos organizamos para conocer diferentes modelos de ejecución de las organizaciones populares y definir nuestro propio modelo;
- como nos organizamos para administrar los recursos que peleamos al Estado y no darles argumentos a los sectores del poder sobre la supuesta “eficiencia empresarial” frente a la “ineficiencia” que esos sectores empresariales les quieren endilgar a nuestras organizaciones populares;
- cómo nos organizamos para ejecutar nuestras obras y, en tales procesos de ejecución, clarificar qué roles asumirán nuestras cooperativas de vivienda y cuáles nuestras cooperativas de trabajo;
- cómo nos organizamos para, en el campo de la ayuda mutua, impulsar coordinada y colectivamente sus cuatro ejes: cohesión del colectivo, capacidad de aportar en dicho campo el 10% del costo de las obras, generar calificación laboral y, desde dicha generación, crear empleo, incorporando dicha calificación al seno de la unidad cooperativa de producción.
No hay lucha cierta si no damos valor al mirarnos hacia adentro, cambiando la pauta cultural del “tirar la pelota afuera”; no hay lucha cierta si sólo miramos y denunciamos lo de afuera, aún mirando acertadamente el afuera.
No tenemos ninguna capacidad de transformar el afuera si no nos transformamos nosotros mismos.
Nuestra fuerza es esencialmente nuestra propia capacidad de organización, nuestra propia capacidad propositiva, nuestra propia capacidad de ejecución, nuestra propia capacidad de movilización.
Desde el fortalecimiento y desarrollo de estos recursos en el mar de la construcción colectiva, y desde la construcción cotidiana de interacciones diversas con los actores estatales, podremos transitar un camino que nos permita, en un horizonte estratégico, manejar las políticas, las estructuras y los recursos del Estado.
También pierden sentido o tienen patas muy cortas las prácticas cotidianas que no se entiendan, que no se visualicen como parte de procesos de transformación:
- Pierden sentido las prácticas que no nos permitan ir descubriendo el sentido de la palabra “política”; las prácticas que no nos permitan, paso a paso, ir descubriendo, identificando la instalación de conductas asistenciales, pasivas, clientelares, individualistas, como características impulsadas por el actual sistema político en el seno de las clases explotadas.
- Pierden sentido las prácticas que no permitan la autorreflexión colectiva, que no nos den lugar a pensar sobre la procesada y colectiva construcción de nuestras capacidades, sobre la procesada y colectiva construcción de nuestras potencialidades como seres humanos.
- Pierden sentido las prácticas que no sean motorizadoras de promover la identificación de temas estructurales en lo sectorial –el patrimonio físico, el destino y manejo de los recursos financieros, la prioritación de los grupos empresariales como ejecutores privilegiados, etc.– y su relación con el sistema político, social, económico y cultural dominante.
Algunos Ejes Propositivos
I – Sobre características de la Ejecución Material del Hábitat Popular
Nosotros decimos:
La pobreza no debe ni puede ser excusa ni base de negocios empresariales: ni un centavo a las empresas del capital privado para resolver nuestros problemas por ellas generados.
Desde estas afirmaciones planteamos, centralmente, dos líneas de abordaje de esta temática:
1- Construcción autogestionaria desde las unidades de producción de nuestras organizaciones sociales.
Los diversos modelos de ejecución de nuestras organizaciones de hábitat han y están desarrollando para la materialización física de las necesidades populares una diversidad centrada en énfasis diferenciados de nuestras prácticas, entre ellos: en la generación de trabajo genuino (no trabajo chatarra o micro-entretenimientos encorsetados en rutinas asistenciales); en la procesada construcción de enfoques de integralidad y prácticas culturales contra-hegemónicas; en la reivindicación y elaboración de propuestas físico-urbanas arquitectónicas de calidad; y/o en respuestas masivas de alta eficiencia.
Desde tales complejidades las unidades de producción de nuestras organizaciones sociales se constituyen en una de las dos líneas centrales de resolución colectiva de la problemática del hábitat: la que está en y emerge de las manos, el corazón y la cabeza de nuestro pueblo organizado.
2- Producción estatal desde la conformación de unidades de producción estructuradas con los trabajadores del Estado de las áreas específicas, en los niveles locales, regionales y/o nacionales.
Esto implica la conformación de empresas estatales para la producción del hábitat social, significando simultánea y concientemente avanzar en la recuperación y reconstrucción del Estado a través de prácticas dirigidas a la solución de las problemáticas de nuestro pueblo.
Consecuentemente, un desarrollo de prácticas desalienantes enfrentadas al destructivo uso de las capacidades y sentimientos de los trabajadores presos de las prácticas y objetivos empresariales.
Estas empresas estatales de producción de hábitat deberán constituirse con una lógica interna de funcionamiento en la cual sean fuertemente identificables dos vectores: uno referido a la decidida participación de los trabajadores en su propia conformación, dinámica y capacidad de decisión; y otro direccionado a una sistemática, permanente y orgánica relación con las organizaciones populares involucradas.
II- Sobre la Transformación de la lógica capitalista de intervención en el suelo urbano
Nosotros decimos:
Es indispensable pasar de la lógica de la intervención del Estado a través de su no intervención, a la lógica de una fuerte intervención del Estado en la dinámica del suelo urbano.
La lógica estructural generadora de procesos masivos de desalojos, más allá de su judicialización o no, está apoyada en la concepción del suelo como valor de cambio, como mercancía al servicio de los grupos financieros inmobiliarios.
Necesitamos un Estado que entienda y se apropie procesadamente del suelo urbano definiendo su carácter esencial como bien social.
Líneas centrales en este sentido son:
1- Prioridad absoluta del suelo estatal – municipal, provincial y nacional– para las necesidades populares
2- Creación de Un Banco de inmuebles para el hábitat popular
Desde la premisa básica anterior, es central la conformación, construcción y ensanchamiento permanente de Banco de inmuebles – de edificios y de tierras en las dimensiones municipales, provinciales y nacionales– para la resolución de las demandas populares de hábitat.
3-Creación de Áreas de Interés Social Prioritarias – AISP
En las cuales, mediante el desarrollo e implementación de una planificación al servicio del pueblo, se definan zonas donde se priorice la localización de emprendimientos populares de hábitat desde criterios enmarcados en el Derecho a la Ciudad; es decir, desde la concepción de una ciudad democrática sin expulsores ni expulsados.
4- Impuestos a los inmuebles ociosos
Aquellos inmuebles que durante mas de cinco años se mantengan abandonados deberán ser gravados punitivamente; y si a partir de la aplicación de tal gravamen aún persistieran como bien parasitario, quedarán sujeto a una acción de expropiación por parte del Estado para incorporarlos al Banco destinado a las resoluciones de la problemática de hábitat popular.
5- Gravamen a la concentración de la propiedad inmobiliaria
Sobre la base de un relevamiento inmobiliario y dominial, se estructurará un sistema de impuestos a la concentración de la propiedad inmobiliaria de acuerdo a una pauta que emerja de los niveles reconocidos en la misma.
6- Usucapión Colectivo
Planteo de regulación dominial colectiva para áreas urbanas habitadas con criterios de radicación durante mas de cinco años.
III- Sobre Los Desalojos
1- Congelamiento inmediato de los desalojos en propiedades estatales (sean municipales, provinciales y/o nacionales)
Esta acción debe continuarse de inmediato con la operativa evaluación de la factibilidad respecto a la transferencia del uso del suelo a las familias colectivamente organizadas, y la posterior elaboración participativa de la estructuración de proyecto que posibilite avanzar hacia la materialización de un hábitat adecuado a las necesidades colectivas e individuales de las familias involucradas.
En caso de que esta acción no sea viable por fundadas y socioambientales razones de prioritario interés social, las familias colectivamente organizadas mantendrán su localización en tal área inicial, relocalizándose solamente cuando –con su comprometida y verificable participación colectiva– estén finalizadas las obras que les posibilitarán la radicación definitiva y el acceso a un hábitat humanamente adecuado.
2- Suspensión de los desalojos en propiedades privadas
Desaparición de cualquier tipo de desalojo; condicionada obligatoriedad de la desocupación a la definición y concreción, con la activa y comprometida participación de las familias involucradas, de una cierta y definitiva solución habitacional socio-ambientalmente adecuada a sus necesidades colectivas y familiares.
3- Inmediata derogación de la figura de usurpación, penalizadora de las ocupaciones
Derogación inmediata de la menemista causalidad penal de las ocupaciones.
IV- Sobre Las Locaciones
1- Creación de una nueva Ley de Alquileres
Desde una convocatoria a las organizaciones sociales de hábitat y, más específicamente, a aquellas que nuclean a las familias inquilinas, es preciso desarrollar un proceso participativo que genere como producto una nueva Ley Nacional de Alquileres; proceso que priorice y haga factible en sus contenidos la accesibilidad de los sectores populares a un hábitat adecuado a través de un nuevo y regulado marco de locaciones.
Dicha nueva Ley Social de Alquileres deberá articularse y componer un mismo cuerpo orgánico con:
- las propuestas de intervención estatal en el mercado del suelo urbano;
- la producción por parte de las Unidades Estatales de Producción de Hábitat Social de un Parque Estatal de Locaciones;
- la creación de condiciones de acceso mediante garantías sociales y niveles regulados de los alquileres en función del ingreso familiar;
- un fuerte compromiso participativo y obligaciones solidarias a ser asumidas por las familias inquilinas prioritariamente en términos de educación y atención primaria de la salud, básicamente compromisos familiar y colectivamente a ser asumidos en función de las condiciones de vida de niños y personas de la tercera edad.
2- Creación del Alquiler Social
3- Parque estatal de locaciones
Ambas propuestas emergentes e involucradas en la participativa elaboración, sanción, reglamentación e implementación de la Ley de Alquileres.
V- Sobre la construcción de marcos normativos transformadores
Entendiendo siempre la construcción de marcos normativos como una consecuencia de la cotidiana y simultáneamente estratégica construcción de organización popular de hábitat, es decir construcción del derecho como un proceso histórico del movimiento popular que involucra la organización, propuesta, gestión, ejecución y movilización colectiva, planteamos la imprescindible necesidad de luchar por la instalación de tres marcos, a saber:
1- Marco normativo para la producción autogestionaria
Dirigido a procesos dominantemente de carácter cooperativo, integrará como variables a resolver desde tales procesos las siguientes:
a) compra de suelo y/o transferencia desde los Bancos de inmuebles;
b) ejecución de las obras a través de las unidades de producción de las organizaciones sociales;
c) programas complementarios de sostenimiento y fortalecimiento como los PVTs (Programas de Vivienda Transitoria) y los Programas de Preobra;
d) programas de equipamiento comunitario y productivo;
e) apoyatura profesional interdisciplinaria;
f) capacitación, formación e investigación en el marco de conformación de una Escuela de Autogestión del Hábitat.
2- Marco normativo para la producción estatal de hábitat popular
3- Legislación específica para el trabajo autogestionario
Del mismo modo que, por ejemplo, subsiste la penalización menemista de las ocupaciones de inmuebles, subsisten las acciones de desconocimiento y/o destrucción de la forma y carácter de los procesos colectivos autogestionarios; procesos que han recalificado creativa y humanamente el escenario socio-cultural de nuestra sociedad a partir del estallido de experiencias transformadoras (particularmente en la post-crisis del 2001) en el campo de la producción, de la vivienda, de la educación, de la salud y de la cultura.
Ninguna de estas experiencias tiene un marco que las contenga; en realidad, por el contrario, el trabajo cooperativo y autogestionario está enmarcado en un concepto antagónico: el trabajo cuentapropista.
Es absolutamente indispensable construir un marco legal que de cuenta de la realidad transformadora ya existente, dándole al trabajo autogestionado plena legalidad y a sus trabajadores todo el marco y sostenimiento que requieren como tales.
VI- Sobre la transformación de las formas de propiedad
Entendemos que este proceso de transformación de las políticas populares de hábitat conlleva la reformulación y cuestionamiento de uno de los mojones básicos de la estructuración del capitalismo: la propiedad privada.
El desarrollo cooperativo, así como la constitución de un parque y de unidades de producción estatales, implica necesariamente el desarrollo de formas de propiedad que superen una de las bases fundacionales de la explotación del hombre por el hombre, a saber: el necesario desarrollo de formas de propiedad estatal y de propiedad comunal –recuperando los modelos dominiales de nuestros pueblos originarios– y la propiedad cooperativa.
VII- Sobre la financiación
1- Objetivo y horizonte del abatimiento del déficit habitacional
Se planificará a niveles municipal, provincial y nacional el desarrollo de acciones y programas que impliquen la desaparición del déficit cuantitativo y cualitativo del hábitat popular en un horizonte no mayor a los diez años.
2- Fondo financiero del hábitat popular
A efectos de cumplimentar tal objetivo se conformará un Fondo de financiación del hábitat popular que, respondiendo a las dos líneas básicas de ejecución material planteadas – producción autogestionaria desde las unidades de producción de nuestras organizaciones sociales, y producción estatal desde las unidades de producción estructuradas en las áreas específicas en sus niveles local, provincial y nacional–, será dimensionado en función del objetivo propuesto: resolver la problemática cuantitativa y cualitativa del hábitat popular en un horizonte de diez años.
Dicho Fondo estará enmarcado en una propuesta de estructura tributaria democrática, en la cual “el que tenga más, aporte más; el que tenga menos, aporte menos; el que no tenga nada, nada aporte”.
Esta conceptualización de la estructura general tributaria deberá adquirir especificidad vinculando la composición de sus insumos a los propios de la dinámica urbana, entre ellos: impuestos a los inmuebles ociosos; impuestos a la concentración del patrimonio inmobiliario;
derechos de construcción de similar carácter progresivo.
VIII- Sobre la Interacción Universidad-Movimiento Popular
XIX- Sobre lo imprescindible de una perspectiva internacionalista latinoamericana en la construcción del hábitat popular
El fortalecimiento político y organizativo de la SELVIP - Secretaría Latinoamericana de Vivienda Popular –red latinoamericana creada en Montevideo en septiembre de 1990 tomando por una parte nítida posición anti-capitalista al repudiar las políticas de entrega de los patrimonios nacionales, de precarización del empleo y de endeudamiento estructural al imperialismo y, por otra, reivindicando el impulso y materialización de políticas autogestionarias constructoras de poder popular– debe hoy profundizarse y desarrollarse en el marco de la recuperación estratégica de los lazos internacionalistas de nuestros pueblos y sus organizaciones.
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